Directrices de la OMS para reducción del riesgo de deterioro cognitivo
La demencia es una de las mayores crisis de salud pública de nuestro tiempo, afectando a aproximadamente 50 millones de personas en todo el mundo, con casi 10 millones de casos nuevos cada año. Las proyecciones indican que esta cifra podría triplicarse para 2050. Esta condición es una de las principales causas de discapacidad y dependencia en personas mayores, afectando profundamente la vida de quienes la padecen, así como la de sus cuidadores y familias. Además de las devastadoras consecuencias personales, la demencia impone una carga económica significativa, con estimaciones que sugieren que los costos globales de atención podrían alcanzar los 2 billones de dólares anuales para 2030 (OPS, 2020).
Un enfoque multidisciplinario para la prevención
La reducción del riesgo de deterioro cognitivo y demencia requiere un enfoque integral que va más allá del uso de medicamentos y la atención psicológica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve un enfoque que integra la actividad física, la nutrición adecuada, la reducción del consumo de alcohol y tabaco, la estimulación cognitiva y la interacción social.
Actividad Física
La actividad física es fundamental para mantener la salud general y reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles (ENT), como las enfermedades cardíacas, la depresión y el deterioro cognitivo. Para los adultos mayores de 65 años, la OMS recomienda lo siguiente (OPS, 2020, p. 14):
- 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de actividad física aeróbica vigorosa, o una combinación de ambas.
- Sesiones de al menos 10 minutos para asegurar un impacto positivo en la salud.
- Incremento de la actividad hasta 300 minutos semanales de actividad moderada para obtener mayores beneficios.
- Actividades de equilibrio tres o más veces por semana para adultos con movilidad reducida.
- Fortalecimiento muscular al menos dos veces por semana.
En caso de limitaciones de salud, se debe mantener la actividad física en la medida de lo posible.
Cese del Consumo de Tabaco y Alcohol
El tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol son factores de riesgo significativos para el deterioro cognitivo. Las directrices de la OMS subrayan la importancia de intervenciones conductuales y farmacológicas para ayudar a los fumadores a abandonar el tabaco. Asimismo, se aconseja la reducción o el abandono del consumo de alcohol para minimizar los riesgos asociados con su uso prolongado.
Nutrición
Una alimentación equilibrada es crucial para la prevención del deterioro cognitivo. La OMS recomienda una dieta rica en frutas, verduras, legumbres, frutos secos y cereales integrales. Los detalles específicos incluyen (OPS, 2020, p. 20):
- Frutas y verduras: al menos 400 g diarios (cinco porciones).
- Azúcares: menos del 10% de la ingesta calórica total.
- Grasas: menos del 30% de la ingesta calórica total, priorizando las grasas no saturadas.
- Sal: menos de 5 g diarios, preferiblemente yodada.
Estos hábitos alimenticios ayudan a mantener un peso saludable y a reducir el riesgo de enfermedades que pueden contribuir al deterioro cognitivo.
Intervención Cognitiva
El entrenamiento y la estimulación cognitiva son intervenciones efectivas para mantener y mejorar la función cognitiva en adultos mayores. La terapia de estimulación cognitiva incluye actividades diseñadas para mejorar el funcionamiento cognitivo y social, mientras que el entrenamiento cognitivo se enfoca en mejorar funciones específicas a través de tareas estandarizadas (Clare & Woods, 2004). Estas intervenciones han demostrado ser útiles para retrasar el inicio del deterioro cognitivo y de la demencia relacionada con la edad, como lo respalda el Instituto Nacional Sobre el Envejecimiento (NIA) de los Estados Unidos.
Actividad Social
La interacción social regular es un factor clave en la prevención del deterioro cognitivo. Los estudios han demostrado que la desconexión social aumenta el riesgo de demencia (Fratiglioni et al., 2004). Mantener un estilo de vida socialmente activo y comprometido puede proteger contra el deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida a medida que se envejece.
Conclusión
Las directrices de la OMS ofrecen un marco comprehensivo para la prevención del deterioro cognitivo y la demencia. Adoptar un enfoque multidisciplinario que incluya actividad física, una dieta saludable, la abstención de tabaco y alcohol, estimulación cognitiva y actividad social puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida de las personas mayores, ayudando a mitigar los efectos devastadores de la demencia en la sociedad.
Bibliografía
- Clare L & Woods RT (2004). Cognitive training and cognitive rehabilitation for people with early-stage Alzheimer's disease: a review. Neuropsychological Rehabilitation. 14 (4): 385-401.
- Organización Panamericana de la Salud (2020). Reducción de los riesgo de deterioro cognitivo y demencia: directrices de la OMS. Washington DC: Organización Mundial de la Salud.
- Fratiglioni L, Paillard-Borg S, Winblad B (2004). An active and socially integrated lifestyle in late life might protect against dementia. Lancet Neurology. 3 (6): 343-353.